En cualquier residencia, oficina o comercio la limpieza es una rutina que debe ser ejecutada inalterablemente para garantizar espacios libres de polvo y suciedad. Cuando limpiamos brindamos pulcritud y presencia a nuestros espacios, sin embargo es posible que no estemos llegando a atacar un aspecto importante para nuestra salud: La desinfección.
Mas allá de trapear para “sacudir”, en las superficies suelen acumularse bacterias, hongos e incluso virus que llegan a producir enfermedades a quienes entran en contacto con ellas. Cuando nos enfocamos en el hogar, son los niños los que están más expuestos a cualquier contagio y es precisamente pensando en ellos que traemos algunos consejos útiles para que los apliques en casa.

¿Por qué los niños?
Desde que los pequeños comienzan a desplazarse por sí mismos, sus manos recorren todo a su alrededor: pisos, paredes, juguetes, zapatos, cortinas, muebles, mesas…
A esta edad es muy difícil controlar el contacto con todas estas superficies y aún cuando es deber de los padres estar atentos a los movimientos que realizan o evitar que se lleven objetos a la boca, sus manos suelen ser más rápidas de lo que se cree y en cuestión de segundos pueden estar en la boca sin darle oportunidad de lavarlas a tiempo.

Prevención en el hogar
Los niños no solo pueden contagiarse fácilmente, también presentan mayor vulnerabilidad ante las enfermedades ya que su sistema inmunológico aún no se encuentra 100% maduro. Para evitar situaciones de riesgo con los más pequeños, la principal recomendación es realizar la limpieza y desinfección de todas las superficies de la casa; para lo cual se recomienda:
- Quitarse los zapatos al entrar. Parece tonto, pero nuestros zapatos acumulan y trasladan gran cantidad de suciedad desde el exterior hasta cualquier rincón de la casa en cuestión de minutos. Lo recomendable es quitárselos y guardarlos en un lugar adecuado.
- Lavar en profundidad los baños. Por suerte, las superficies de los baños cuentan con características que facilitan la desinfección, ya que son de las áreas críticas para la proliferación de bacterias y hongos por sus condiciones de humedad. Aplicar productos desinfectantes en paredes, pisos y piezas sanitarias le darán un poco de tranquilidad cuando el niño visite el baño sin que llegues a notarlo.
- Aspirar y desinfectar los muebles y alfombras. Al aspirar se retira el polvo y residuos que se acumulan por el uso, pero no los ácaros y bacterias que puedan estar allí acumulados. Es por eso que se recomienda programar una limpieza profunda periódica con detergentes que desinfecten estas piezas para mayor seguridad.
- Lavar con agua y vinagre las frutas antes de guardarlas. Si nos referimos a niños más grandes que ya van solos a la nevera y en general a la cocina por algún refrigerio, es importante tener este cuidado. A esta edad es posible que entren y salgan tan rápido que ni consideren lavar un durazno o una manzana antes de comerlos.
- Ventilar la casa. Hacer circular el aire en los espacios internos reduce la probabilidad de aparición de enfermedades.
Un último consejo
Además de limpiar y desinfectar superficies, los tejidos (ropa, toallas, sábanas, baberos…) deben ser debidamente tratados para prevenir cualquier propagación de gérmenes.
Al llegar a casa, es importante cambiarse de ropa antes de entrar en contacto con los niños y de igual manera se debe cuidar el aseo personal del pequeño que incluye la muda de ropa y el lavado de ésta con productos especialmente creados para tal fin. Las sabanas y toallas deben cambiarse con frecuencia y en lo posible minimizar la ropa sucia acumulada.
Siguiendo estas recomendaciones tu hogar estará mucho más seguro y libre de focos de infección para tu bienestar y el de toda la familia.