Las alfombras han sido a lo largo del tiempo un símbolo de estética, lujos, comodidad y elegancia. Al decorar tus espacios, las alfombras representan un estilo y transmiten una sensación de calidez; siendo su tamaño, forma, colores y tipos de fibra que la componen, algunos de los elementos más importantes al momento de su elección.
Sin embargo, la decisión de introducir una alfombra en tu entorno laboral o doméstico implica asumir su cuidado y las posibles consecuencias que puede generar su presencia entre familiares, colegas y colaboradores.
Selección cuidadosa
Existen muchos tipos de alfombras y cada una posee ciertas características que pueden hacerlas o no adaptables a tus espacios. Entre los aspectos que debes evaluar para realizar una selección asertiva, se pueden enumerar:
- Tipo de fibra o textura. De pelo largo, corto, rellenas, de fibra natural o sintética; cada una se encuentra diseñada para un determinado estilo de decoración y tipo de ambiente. Es importante saber elegir o contar con asesoramiento profesional antes de adquirirlas.
- Durabilidad. Aunque esto tiene mucho que ver con el tratamiento y cuidados que la pieza reciba una vez instalada; existen alfombras destinadas al transito continuo mientras que otras son meramente decorativas. Saber reconocer la diferencia ayudará a asegurar su tiempo de vida útil.
- Seguridad y confort. Las alfombras protegen los pisos de arañazos, golpes y otros accidentes; brindan una sensación de calidez que invita a apoyarse descalzos sobre ellas y amortiguan las caídas de los niños pequeños.
Cuidado con lo que no se ve
A pesar de la comodidad y su favorable aspecto decorativo; las alfombras cuentan con ciertos puntos en contra que deberás tener en cuenta para evitarte dolores de cabeza en el futuro:
- Reducen los espacios. El color juega mucho en este sentido. Las alfombras blancas o de colores claros pueden dar sensación de amplitud; pero cuidado con los colores oscuros en habitaciones muy pequeñas, su efecto suele ser el contrario.
- Limpieza frecuente. A diferencia de un piso despejado que se lava diariamente sin mayores inconvenientes, en un piso con alfombras y tapetes el aseo se complica un poco más; sin mencionar el hecho que debe programarse una limpieza profunda al menos 1- 2 veces al año.
- Tratamiento profesional. Cuando se deba llevar a cabo la limpieza profunda, hay que tener en cuenta disponer de un fondo para la contratación de servicios profesionales para realizar el trabajo; ya que a pesar de contar con los productos y equipos para hacerlo tu mismo, si no sabes hacerlo puede ser mayor el daño que el beneficio obtenido.
¿Foco de enfermedades?
Una de las mayores críticas que reciben las alfombras de parte de sus detractores es la capacidad que tienen para atrapar bacterias, polvo, alérgenos, hongos, ácaros… los cuales como es bien sabido, pueden transmitir cualquier tipo de enfermedades.
Contrario a lo que puede parecer, este efecto de atracción funciona como una especie de filtro de aire en tus espacios. Para prevenir problemas de salud, es conveniente realizar una limpieza frecuente y programar una limpieza profunda periódicamente para que tus ambientes se mantengan desinfectados.
Las alfombras son por tanto el ornamento perfecto para tus espacios y siempre que se tengan los cuidados adecuados, podrás contar con ellas por muchos años sin afectar la salud de los tuyos ni causar daños a sus fibras.